Artículos de opinión y pequeñas noticias sobre mi pueblo

15/9/07

Gamberrismo juvenil


Ser menor de edad tiene sus ventajas y más cuando en los reformatorios existe ese letrero de “faltan plaza vacantes” es decir, si usamos la terminología del sector hotelero podríamos decir que nos encontramos que los reformatorios, están todos los días del año en temporada alta y además con “Overbooking”.

Pero por mucho que empiece un nuevo curso, sigo negándome en aceptar como acto de terrorismo a los tumultos callejeros de nuestros jóvenes, no puedo aceptar o dar por buenos, esos titulares que hablan de terrorismo callejero porque supuestamente un grupo de jóvenes están a lo dictan ciertos asesinos, o son el caldo de futuros asesinos.

Otra cosa es que se dejen impunes tales “hazañas” juveniles y más cuando destrozan bienes ajenos o irrumpen en propiedad ajena y la hacen suya… o dificultan el ir y venir por las calles a los ciudadanos, o puedan jactarse públicamente de sus provocaciones e ir destruyendo algún que otro “símbolo”, mientras que “las fuerzas del orden” contemplan tales desmanes.

¡Bueno! Usar las palabras “fuerza” y “orden” para definir algún que otro cuerpo policial, ya sea nacional o autonómico, no creo que sean acertadas en este caso. Pues, si observamos a nuestros jovenzuelos como actúan impunemente frente a esas “fuerzas del orden”, podríamos decir que en muchos casos, es como darle viento al fuego.

Al empezar este nuevo curso se me ha ocurrido ir a hablar con un amigo mío experto psicólogo sobre la adolescencia y he vuelvo aun más confundido, las cifras me sobrepasan. 12, 14 o 16, 18 e incluso 21, son posibles indicadores de márgenes, medias, estándares que solo muestran posibilidades o probabilidades. Nunca fue mi fuerte eso de las estadísticas. Pero concluyo que puede existir grandes errores en apreciación, y que es bastante fácil de cometer un desliz en la apreciación del estado de madurez de un adolescente.

Por lo que no me deja de asombrar un informe del CGPJ sobre los juzgados de menores y que se diga en él que la aplicación de la ley del menor no tan solo se advierte que "no existen plazas suficientes en los centros existentes" sino que además "no existen centros terapéuticos, con carácter general" y además “los centros de reforma no cuentan con las estructuras adecuadas para la aplicación del catálogo de medidas previstas en la ley ni con el personal necesario”, y además… “hay muchas medidas que no se pueden ejecutar por falta de recursos”…

Ahora entiendo, porque se quiso implantar eso de la enseñanza gratuita y obligatoria. Y de donde viene ese argumento de que se ha ido reformando la escuela para adaptarla al reformatorio. De ahí viene ese implantar el carácter de obligatoriedad en la escuela, y como principal consecuencia tengamos esa bajada de nivel educacional; trivializando y aligerando al máximo las asignaturas hasta convertirlas en créditos.

Si además, lo de la enseñanza gratuita es una quimera, pues hay un permanente cicateo en la asignación de los recursos económicos asignados para la escuela privada (es decir, para los centro de enseñanza libres) ¡que menos! que no haya recursos económicos para hacer reformatorios y queramos meter a todos en el mismo saco.

Quizás por eso, si no existen plazas, si hay “Overbooking” en los reformatorios, es decir, no se puede aplicar la ley del menor, ¿como queremos que actúen las fuerzas del orden?. ¿Dónde metemos a nuestros adolescentes?.

1 comentario:

Remedios Falaguera dijo...

Querido Jaume

Los jovenes, según afirman todos los expertos en educación, necesitan la referencia materna y paterna para aprender a convivir, para conocer lo que correcto e incorrecto, lo bueno y lo malo,...De este aprendizaje en la familia dependerá su futuro comportamiento en la escuela y en la sociedad.

¿Cómo vamos a poner el grito en el cielo cuando veamos a nuestros jóvenes inmersos en las bandas, buscando compensaciones en la droga y el sexo, abandonando los estudios para conseguir como sea dinero rápido y fácil si nosotros los padres, educadores, la comunidad política, los medios de comunicación, en definitiva, la sociedad no queremos asumir nuestra parcela de responsabilidad del problema?

Somos los adultos los que educamos a los jovenes sin autoridad, sin valores. Somos adultos permisivos por comodidad, nos falta claridad para definir la bondad y la maldad de nuestras acciones. Por lo tanto, ¿Cómo nos va a sorprender las bajas calificaciones escolares de nuestros hijos, el absentismo escolar o el acoso escolar si no los conocemos, si no nos ocupaos de ellos?