Artículos de opinión y pequeñas noticias sobre mi pueblo

4/3/08

Lazos de mujer

No todas las mujeres llegan a ser mujeres, como también, no todos los hombres llegan a ser hombres. Aunque no por ello se deja de apreciar ese anhelo de conseguirlo y más al observar ese ir y venir y dar vueltas y más vueltas de todos aquellos que aun siguen dentro de los atractivos caminos que van escondiendo la salida del laberinto.

De ahí, que el sentirse mujer, no es tan solo una cuestión de “normativa” del ministerio de turno, por aquello que le digan a uno que corre el riesgo de quedar embarazado, ni tampoco es una cuestión de cirugía o de distorsionar el significado de la palabra familia, para que unos o unas se parezcan más a unas o unos, pero sin dejar de ser unos y unas. Es decir, lo de crear “imagen” sigue sin poder pasar por el coladero, aunque a simple vista algunos o algunas se les vayan los ojos.

Quizás por eso, un amigo mío me recuerda lo que significa eso de la “imagen”: “los creó… a imagen suya” , “y los creo macho y hembra” y por si no lo he entendido bien, me vuelve a insistir, pero esta vez con palabras más poéticas: “Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello” y “y vendrán a ser los dos una sola carne”…

Con estos recuerdos, quizás no debería permitir que una normativa me quiera hacer sentir que soy como una mujer. Y es que ser ¡mujer!, ¡mujer! y no como otras… Como dice mi amigo… No es que me vaya a resultar difícil sino imposible. ¿Será porque soy hombre?.

Aunque dentro del laberinto se sigue manteniendo la esperanza, pues reina la relatividad, y se puede escuchar: que eso del poder de procreación “parirás con dolor” ahora se ponen a dormir y que los hijos salgan como churros… O eso de “buscarás con ardor…” ahora ya no hay quien nos domine… Una vez se obtiene la independencia económica, uno o una puede seguir buscándose la vida.

Pero… “Le duela a quien le duela” y por mucho que no se quiera aceptar y por mucha ley o normativa que se quiera imponer… Lo de ir en contra de la naturaleza propia de la mujer y del hombre... No tiene futuro (fuera del laberinto). De ahí, que veamos que una de las cosas innatas de la mujer, es decir, ese echar lazos o ese buscar con ardor, se traduzca dentro del laberinto, en un repetido romper los efímeros lazos al primer quiebro.

Nota aclaratoria:
“Dominar”: para los que están dentro es el dominio del poder, para los que están fuera es el dominio del amor.
“Lazos de mujer”: para los que están dentro se rompen en cualquier momento, para los que están fuera son resistentes, por no decir, eternos.

6 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Hoooola, vengo a devolverte la visita; soy la que escribe y no son cuentos, tal vez son relatos o quizá no sean nada...
me he llevado una grata sorpresa, me encantan los artículos de opinión.
Un saludo, volveré y espero que tú también vuelvas a leer no cuentos.

Unknown dijo...

Me agrada que te hayan gustado. Espero seguir viéndote.

Gustavo Tisera dijo...

Un buen tema, aunque hay que tener en cuenta que toda mujer tiene algo de hombre y viceversa (lo relaciono con aquello del Yin y el Yang). Un saludo y muy bueno (como siempre) el blog!

Unknown dijo...

Algunos dicen que con la división de trabajo (sexo) aumentamos la efectividad, mientras que otros dicen que con la división del humano se distorsiono la imagen de su Creador.
Me agrada que hayas vuelto a escribir. Te volvere a poner un link. Un abrazo.

Unknown dijo...

Otra vez hola, me he detenido a leer este segundo post tuyo y estoy absolutamente de acuerdo en esto que has escrito:

"Lo de ir en contra de la naturaleza propia de la mujer y del hombre... No tiene futuro",

No así no todo el mundo estaría de acuerdo con esta afirmació, ya lo comentaremos, hasta pronto

Unknown dijo...

Te hubiera querido enviar un “Emilio” con una critica que realice sobre un articulo que trataba sobre la mujer trabajadora, pero no he encontrado tu dirección de correo. En tu bloc te he puesto el final que viene a decir mas o menos esto:
Pero escucho la voz de un hijo que habla de su madre…
Pero… prefiero que me lea un cuento mi madre, que ver las series de tv que tanto me atraen…
Pero… prefiero llegar a casa sin estar reventado por las actividades extraescolares y encontrarme con ella y quizás también enfadarme porque me da la merienda que ha preparado y no la merienda comprada y empaquetada que tanto me gusta que compre en el “super”…
Pero… prefiero enfadarme con ella por hacerme escribir o estudiar las tablas de multiplicar o pintar el mapa de España con los ríos y montañas, que estar escuchar la tv o jugando a los videojuegos que tanto me gustan.
Pero… prefiero enfadarme porque al llegar a casa me ha dictado normas de comportamiento y me ha puesto una profesora de ingles o de piano que me hacen repetir “I love” o cantar el solfeo.
Pero… prefiero verla todos los momentos que estoy en casa, o cuando llego a casa, o cuando juego con mis amigos en el parque y esta ahí donde me ha dejado para que empezara a correr, hablando con las madres de mis amigos y levantando de vez en cuando la cabeza para verme.
Pero… prefiero perder el tiempo, aburrirme, o no hacer nada y ver a mi madre como se me acerca y comienza a acariciarme, o susurrar al oído esas palabras mágicas que me amplían la imaginación…
Pero… prefiero tener a mi lado a mi madre, a fin de cuentas, se que es la mujer perfecta.

Pd. El niño cuando deja de ser niño y se convierte en hombre y encuentra a su mujer, sabe que ha vuelto a encontrar… pero esta vez de verdad, a la mujer perfecta (a pesar de sus defectos).