Muerte a la soberanía (popular)

¿Cuando prohíbes que tu padre fume?
Cuando se haya diezmado su patrimonio y lo puedas llevar a una residencia.
¿Cuando prohíbes que tu padre no lleve el cinturón de seguridad?
Cuando lo lleves en el asiento de atrás a la residencia

Y así acercándole a su muerte, prohíbele lo que te apetezca, pues ya aceleraste su suerte.
Eso me recuerda a nuestro amigo López de Vega en su ruego a la muerte, cuando por un instante la quiso evitar:

Enseñé, no me escucharon;
escribí, no me leyeron;
curé mal, no me prendieron;
maté, no me castigaron.
Si con morir satisfice
¡oh muerte, quiero quejarme!
Bien pudieras perdonarme
por los servicios que te hice.

Pero no aprenden (y siguen votando a los que nos llevan a la ruina), no leen (los casos de amiguismo y corrupción), no detienen (a los causantes de los desmadres y prohibiciones) ni castigan (a los responsable de las dadivas discriminatorias positivas), así pues, tan solo cabe esperar una leve queja, en esta muerte a la soberanía que se esta acercando sin demora y no enseña, ni escribe, ni cura y mata sin que haya ni un solo grito de desesperación.