Un ampurdanes roséense

Pocas veces, ser catalán me ha causado tanta vergüenza, menos mal que antes que catalán soy ampurdanés. ¿Por qué digo tales cosas?.
Quizás porque jamás se me hubiera ocurrido que mis representantes, esos a los que estoy pagando sus sueldos y viajes, con mis impuestos, se burlaran de una creencia religiosa propia o ajena, en un lugar con un alto contenido religioso.
Quizás se nota el vacío que nos dejo nuestro querido “Presidente” y quizás aun no se ha podido rellenar ese vacío. Ni siquiera nos ha servido, las toneladas de hormigón que se han utilizado para cubrir el agujero del barrio del Carmelo.
Parece que a los nuevos gobernantes le sigue una estigma de vergüenza ajena en el ejercicio de su cargo. Recuerdo como uno de los protagonistas de esta nueva vergüenza, ejerciendo en funciones en el puesto de “presidente” paso la frontera y se jugo que le apresaran como un criminal, pues con tales personajillos se fue a tomar un café al otro lado de los pirineos.
Y ahora, me pregunto que pasará cuando nuestro querido alcalde nos deje, ¿se notará ese vacío en la presidencia de la alcaldía?, ¿y su sustituto? ¿se asemejará al que está ocupado hoy la “presidencia” de nuestra región autonomía? Y que nos está ocasionando demasiadas penas y vergüenzas.
Contemplando su forma de gobernar, vemos un paralelismo, que se asemeja cada día mas, a la que en su día existía con nuestro antiguo “presidente” incluyendo los mismos defectos...
Quizás por ello, se pronostican los mismos resultados, pues no quedará títere con cabeza, aunque no se este por la labor y apenas se quiera formar a la gente para tal sucesión.
Si ya me quitan el orgullo de ser “roséense” ¿que me quedara?, si claro, el seguir siendo ampurdanés, pues tengo la suerte que aun no hay un representante publico de mi querida comarca o condado, pero ahora ya ¿quién sabe?.