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8/8/07

Señoritas de la luz

Resulta curioso que tras un apagón se haya tenido que recurrir al ejercito de la nación para devolver a las señoritas, señoras, niños, caballeros y demás conciudadanos de la gran ciudad “la luz”, es decir, esa energía que dicen que se llama “electricidad” y que es tan preciada cuando se ha tenido y que se echa en falta cuando se pierde.

¿Ejercito de la nación?. Si ahora recuerdo que algunos no querían que hubiera ejercito… Y menos un ejercito nacional, y mira por donde, ahora recurren a ese ejercito profesional y nacional, para mantener ese pequeño o gran privilegio de algunos muchos, es decir, tener energía eléctrica mientras la generación de la contaminación de esa energía la sufran otros.

Pero claro, ahora existe la emergencia para cubrir las necesidades de las señoritas de la gran ciudad, ¡si! de esas señorías que consumen sintiéndose el hombrito del mundo y ahora se han encontrado con una realidad que nos les gusta.

Ruido de generadores, humo del combustible para generar electricidad, ocupación de grandes espacios en medio de las calles, etc., etc., etc.

Las señoritas de la luz no pueden dormir tranquilas por el ruido, a las señoritas de la luz les molesta el humo de los generadores, y las señoritas de la luz se quejan y todos (incluso los políticos de turno) a echar la culpa a los otros, escondiendo sus responsabilidades, escondiendo los desaciertos de políticas de liberación y regulación y escondiendo los resultados negativos de sus apasionantes luchas por obtener una mayor parcela de poder en su desvergonzada búsqueda de crear más servidumbres entre otras cosas.

Poco se habla del acierto o no acierto de la privatización del sector energético o del acierto o desacierto de la regulación del sector energético. Poco se habla de que tales actuaciones por parte de nuestros queridos representantes han sido un elemento más que nos ha llevado a esta situación de emergencia. No es el único, pero si un elemento más e incluso se podría decir “importante” en la problemática de la energía.

Mientras, nuestras señoritas de la gran ciudad están padecido esa carencia, ¡menos mal! que muchas se van a ir de vacaciones y no se acordaran de estás deficiencias cuando vuelvan. No se acordaran de las centrales atómicas, de las centrales de carbón, de gas, de fuel… De las centrales de energías renovables… Y no se acordarán porque en su mayoría, no las tienen que soportar al lado de sus casas, de sus despachos, de sus negocios. ¡Por algo son… las señorías de la luz!.

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